13 junio 2016

Me sienta mal

Mal pero fatal, hasta el punto de tener que eliminar casi por completo de mi vida.
Me sientan productos muy sanos, recomendados y aparentemente ideales para mantener la forma.
Quizás por eso me sientan tan mal, por sanos.



Me sienta mal la lechuga, pero fatal, vaya que es lo que peor me sienta del mundo. De hacerme potar y todo ¡habrase visto! Antes no, pero de un par de años aquí si, muy mal. Lo peor es que me apetece de vez en cuando; lo cambio por rúcula, canónigos o algo verde similar y listo.
Otra cosa sana y saludable que me sienta como el culo es la tortilla francesa, ¡¿pero qué está pasando?! Una mísera, sencilla y común tortillica me sienta mal. Así que eso de las cenas ligeras o los bocadillos con el pan caliente chicloso de playa de tortilla no son para mi.
La leche, la leche me sienta mal, esto lo he descubierto hace bien poco, incluso con el café. Me repite la leche ¿estamos endemoniados o qué? Pues nada, ahora desayuno te, aunque me apetece tomar café muy de vez en cuando.
Me sienta mal que me siente mal, pero es que no entiendo como me puede sentar mal la puta sandía ¡si es agua manchada! pues nada hijo, que me repite una barbaridad. Ale, a chupar hielos para refrescarse.

Y bueno, pues así, más o menos todo esto es lo que sienta mal. Que luego me como un lechazo entero, una bandeja de torreznos, unos pimientos, unas guindillas, un qué se yo cuanta más grasa mejor, y me sienta divino.
Esto no hay quien lo entienda señores.

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