Nosotros estábamos en forma, habiamos conocido en una noche más bares que en todo un año (dato completamente verídico y medido)Pero el bar a conocer, sin duda, nos esperaba al final de la noche. El fin del fin, el límite estaba entre volver a casa o, después de haber dado muchas vueltas, seguir el camino de la tarjeta-flyer que nos dieron en el último lugar al que, por la hora, no nos dejaron entrar. Pues dos aventurados decidimos llegar hasta el final de la calle. En la puerta había un portero, en un despiste, nos colamos son pagar. Dentro todo parecía indicar que se trataba de un bar de esas horas. Y si, pero no. Había gente normal, o no. Las camareras eran cañón, pero iban vestidas con un mono de obra. Si de esos con gomilla a la altura de la riñonada. Increible. Mi compañero de aventura reparó en el detalle de la barra: tenía 3 grandes latas: de fabada, de garbanzos y de callos. Ponían bocatas cutres. Todo con luz tenue, de discoteca. Y no había música....nada de nada, alucina vecina. Alli la gente hablaba, habia pijos, normales y freaks tipo informática. y estabamos nosotros. Curioso, entre agradable e intimidatorio. Y me alegro, he conocido un "garito" que dudo haiga otro iguarrrr. 10 € la copa. Tocate un pie.
3 comentarios:
pero chacho, queseeeso
Tu redacción mejora a pasos agigantados,va dando gustito leerte
Hace tiempo había un sitio por Alonso Martínez (Madrid), no sé si seguirá existiendo, donde te ponían un plato de espaguettis a las cuatro de la mañana... Aunque era supercaro... Mi hermano iba mucho... ¡Eso si es modernidad!
Ahora dime la verdad,¿era un garito o la casa de Pocholo? Tengo mis dudas eh?
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