28 diciembre 2015

Comer un chuletón en Bilbao

Ha unos meses tuve la suerte de tener una excusa para ir a Bilbao. Menudo bien. ¡Qué ciudad! ¡Qué lugar! La excusa fue un evento de saltos, desde el puente de La Salve, sobre la ría, al ladico del Guggenheim. Un asunto muy muy friki, pero tan curioso que merecía la pena coger el tren desde Chamartín y en unas 5 horas llegar a Bilbao.
 
El día estaba radiante, lucía el sol y el ambientazo por la calle presagiaba que esta iba a ser una excusa única para visitar la ciudad.

Nos dimos un pirulo, tomamos unos chismes, o potes, y al medio día el evento.
 Lugar privilegiado, al ladico del museo, vistas privilegiadas y catering top top.
Como había mucho finolis, o acostumbrado a este tipo de saraos, no comían mucho, pero nosotros nos pusimos finos con las delicatessen del coctel servido por el restaurante del Guggenheim

Después del asunto seguimos de chismes, menuda ciudad, qué gente maja, qué cívicos, qué ambiente en la calle. Una fantástica ciudad.

Al día siguiente había hecho una búsqueda online para comer un buen chuletón en Bilbao.
Encontré una web-blog exquisita: detallados todos restaurantes y precios para dos. Brillante, útil, de lo mejorcito que he encontrado en el mundo web para la crítica de restaurantes, ahí va: La Mejor Chuleta de Bilbao.

Elegimos Eguiluz: comimos unas anchoas exquisitas, mejillones típicos del lugar con salsa picante y un chuletón.
No voy a decir mucho más que lo podréis leer en la web que recomiendo, pero añadir que en todo Bilbao la chuleta es de ternera gallega.
Yes, así como lo lees.
 Para relamerse, eso si, pero gallega, Y nada barata.

Terminamos de comer, tomamos el correspondiente chupito, nos cogimos el tren y vuelta a casa.


Volveremos, a ver a Borja, a su chica, a su perrina, a sus amigos, que nos encantaron todos.

Y la chuleta de Bilbao, también.

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