Aguas caras

Cada X días, dependiendo del X gasto que hago en Vips utilizando su tarjeta de socio, la famosa cadena me envía un cheque de 3€ ó 6€. 6 € para gastar en los restaurantes o 3€ para compras en tienda.
Para una chica de provincias, los artículos de la tienda del Vips son objetos tremendamente novedosos y curiosos.
Así que, cuando me llega el cheque, lo reservo como si fuese el bono dorado de acceso a la fábrica de WillyWonka

Y me lo gasto en cosas que por su precio nunca me compraría, pero que restándoles 3 € son más asequibles, y me siento menos derrochadora. Sería un derroche gastar 8 € en una botella de agua ¿estamos tontos o qué? Pues con mi cheque de 3€, me compré una botella de agua premium, de agua de las caras esas.

Agua cara

Mi botella de agua cara, sin gas, con su diseño moderno, con tapón de rosca, para que luego me sirva para el agua del grifo...mi botella. 

Tanto glamour...que no encuentro el momento de abrirla. Un día, así a lo loco, me dio por abrirla, pero estaba tan dura que no pude.
Así que esperé a encontrar otro momento para abrirla y disfrutar de su caro contenido.
Ahí aguardaba la botella, en posición horizontal. Ocupando parte de una de las bandejas de mi frigorífico.
Mi botella.

Tan bonita, tan misteriosa...¿a qué podría saber un agua de 8 €?
Pues queridos amigos de la Provincia. No os lo puedo contar.

Porque el viernes, abrí mi nevera en busca de una mandarina y noté como gotitas de líquido transparente caían sobre la cesta de las frutas. 

No quería verlo pero ahi estaba, mi botella, rota, hecha trocitos. 

Y el agua cara de los 8 € había mutado a estado sólido. 

Un quebrado continente sostenía un bloque de hielo de 8 €. 

Toda la bandeja llena de cachitos de cristal, un bloque de hielo de agua cara y mi cabreo de tres pares de cojones.

Eso me pasa por husmia.

Si os compráis algo, gastadlo de inmediato, para que se lo coman los gusanos, que lo disfruten los humanos.