25 abril 2016

Los viajes del Imserso

¿Habéis coincidido alguna vez con un grupo de viajeros del imserso en un aeropuerto? No puede haber nada más divertido.
Pandillas de jubileitors nerviosos, porque salen de casa ¿lo habré metido todo en la maleta? ¿la medicación? ¿las pastillas de la tensión? los nervios propios de un viaje en grupo, miradas a ver quién es quién, si reconozco a alguien.
Lo más típico acentuado con la edad, el miedo a volar.
Así que nuestros amables jubilados recurren a la clave, al motor de todos estos viajes organizados del Imserso: la medicación.
Justo antes del embarque se acentúan los nervios porque, o se la acaban de tomar y está empezando a hacer efecto, o están a punto de romper de nervios, ha llegado el momento de tomar la pirula.

Después no sé qué será de ellos cuando lleguen a destino: Salou, Roquetas, Torremolinos o Alcoy. Eso no lo sé, pero sospecho que de nuevo empieza la fiesta: partidas de cartas, bailes, animación y excursiones en autobús. ¡Se lo pasan bomba los abueletes!



Se ponen morados en los buffetes libres, estos amigos nuestros jubilados acostumbrados a cenar ligero, un café con leche y a dormir, llegan a sus hoteles con buffet libre y claro, no pueden evitar: como decía una amiga del Arlanzón "a grandes represiones, grandes liberaciones" entonces nuestros jubileitors se ponen ciegos a fritanga, carnes a la brasa y los postres.
Ahí viene la gravedad del asunto, los postres. Tan morados se ponen que, para dormir, necesitarán doble ración de pastilla, porque con la jartura que llevan les costará conciliar el sueño.


Las del avión, las de dormir y las que después del viaje necesitarán para regular tensión, colesterol y otros males del montón, está claro;  los viajes del imserso son una estrategia de las farmacéuticas para ampliar mercado.

Salen tan baratos porque están subvencionados por las farmacéuticas, éstas animan al señor Estado a fletar buses de jubileitor, dispuestos a poner al límite sus arterias, sin miedo. Después del viaje, en la siguiente revisión, tendrán garantizado un consumo de fármacos superior cada vez.
Señores jubileitors, disfruten, pero no olviden que la lechuga existe, y que no tienen que acabar con toda la barra libre.

Disfruten.

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