El tiempo ocupado entre vaciarel cubo de ropa sucia, dar al botón de encendido y el interminable ratazo hasta que termina merecen la pena, creeme, de verdad. Ese gusto de sentir la ropa limpia entre las manos, el olor al estirarlo y sacudirlo, da gusto.
Luego ya no vamos a hablar de lo que tardas en recoger la ropa tendida, porque ahi se pierde todo el encanto. Y aquí depende mucho el espacio del que dispongas para el tendido de la misma.
Si es dentro de casa muy bien, te servirá de ambientador, y de trasto en medio de la casa durante x tiempo.
Si es fuera, en patio cerrado, confiemos en que los olores compartidos con los vecinos no arruinen tu momento de placer. Pero si es a espacio abierto, que no llueva, que la has cagao.
Para los capaces de medir bien los tiempos, hacer cada paso a su debido momento, el momento poner lavadoras puede convertirse en un auténtico placer.
Midamos los tiempos y disfrutemos de estos placeres de casa.
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